Hacía ocho meses que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición no mantenían ningún tipo de contacto directo. La última vez que hablaron por teléfono fue en agosto a cuenta de la crisis con Marruecos en la frontera de Ceuta. Como entonces, este miércoles volvió a ser Pablo Casado el que tomó la iniciativa de llamar a Pedro Sánchez para interesarse por la crisis de Ucrania y para “trasladar su apoyo”, según fuentes del PP. Ninguna de las partes cree que la conversación, de unos 25 minutos, vaya a suponer un punto de inflexión en una relación que todo el mundo coincide en señalar como “inexistente” y que el propio Sánchez da por rota tras la estrategia de los populares de intentar arrojar sombras de duda sobre la gestión de los fondos europeos.
En la Moncloa se limitan a señalar que la relación entre ambos “es la que es” y quienes han trabajado con el presidente advierten que, en cualquier caso, Pedro Sánchez no es hombre “de teléfono fácil”. En el caso concreto de su relación con el líder de la oposición da buenas muestras de ello. No le ha llamado por la crisis de Ucrania y tampoco le llamó en verano cuando se produjo la operación salida de Afganistán. De hecho, desde la última vez que el presidente levantó el teléfono para llamar al líder de la oposición ha pasado ya casi un año. Entonces le pidió un acuerdo para desbloquear la renovación del CGPJ. Antes, en el peor momento de la primera ola de la pandemia, también le contactó para pedirle apoyo a los estados de alarma. Las respuestas de Casado en temas tan trascendentes para el país hicieron concluir al presidente que esos contactos resultaban del todo improductivos. Así que dejó de llamar.
“Si la situación es esta, desde luego, no es por nuestra parte. Casado ha dado muy pocas muestras de responsabilidad”, razonan en Moncloa. En el Gobierno reconocen que, aunque la relación ya venía muy tocada desde hacía tiempo, la campaña del PP para desacreditar a España ante Bruselas como receptor de los fondos europeos ha sido la gota que ha colmado el vaso. “No es que fastidie al presidente o al PSOE o al Gobierno, es que fastidia a su país, a la gente que necesita esos fondos para que sus empresas remonten o para que sus empleos sean más dignos. Esto es muy grave”, expone un alto cargo del Ejecutivo que no esconde el profundísimo malestar que ha causado la actitud de Casado en un asunto tan sensible. “Es una irresponsabilidad histórica”, añade.
Hasta tal punto llega el enfado que incluso en el contexto de una llamada por la crisis de Ucrania, el presidente trasladó a Casado personalmente su malestar. “El presidente del Gobierno ha solicitado a Pablo Casado que deje de poner en duda la gestión de los fondos europeos. El Gobierno entiende que la respuesta de la Comisión Europea debería ser suficiente y que la estrategia seguida hasta la fecha por el PP solo daña la imagen de España”, trasladó la Moncloa en un comunicado. Poco después, el propio Sánchez insistió ante los medios de comunicación que había pedido al líder la oposición “que cese y rectifique su posición porque tampoco es bueno para España que la imagen del principal partido de la oposición quede dañada ante las instituciones europeas”.
Sánchez y su equipo, volcados desde hace meses en la gestión de los fondos europeos tras conseguir que España se convierta en el primer país en recibir el dinero, consideran que Casado ha traspasado cualquier línea roja en su intento de agitar ante las autoridades comunitarias el fantasma de la corrupción. Y esto, según fuentes del Gobierno, agrava aún más la desconfianza del presidente hacia el líder del PP.
En la Moncloa recuerdan, sin embargo, que aunque la relación entre presidente y líder de la oposición sea casi inexistente, los contactos entre el PSOE y el PP son continuos. Hay relación fluida a nivel parlamentario entre Héctor Gómez y la portavoz popular, Cuca Gamarra, donde se tratan asuntos del día a día en el Congreso y donde incluso los socialistas han tanteado con la oposición las opciones de una abstención en la votación de la reforma laboral.
En un nivel superior, la comunicación entre el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el número dos del PP, Teodoro García Egea, sigue siendo fluida. Ambos llevaron a cabo las negociaciones para la renovación del Tribunal de Cuentas, el Tribunal Constitucional y el Defensor del Pueblo. El contacto entre ambos sigue existiendo, aunque las posibilidades de un acuerdo para la renovación del CGPJ parecen, a día de hoy, nulas. En relación a la crisis de Ucrania, fue el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien esta misma semana reportó información a la dirección del PP, algo que también hizo con el resto de grupos parlamentarios.
Casado llama a Sánchez para hablar sobre la crisis de Ucrania y el presidente le pide que deje de poner en duda los fondos europeos
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