Google y Qualcomm colaborarán en el desarrollo de redes neuronales basadas en inteligencia artificial

Todo estará conectado. Es fácil decirlo. Pero su implementación requiere algunos años de investigación, desarrollo, inversión y trabajo conjunto. Porque sí, seguramente todo estará conectado, pero habrá que trabajar cada vez más en ello si se pretende que esas conexiones funcionen bien. Este podría ser parte del fundamento del acuerdo celebrado entre Qualcomm Technologies y Google Cloud que colaborarán en el desarrollo de arquitecturas de redes neuronales para las plataformas Snapdragon Movile, ACPC y plataformas XR y Snapdragon Ride y basadas en Inteligencia Artificial (IA).

El objetivo es promover un borde más inteligente, lo que implica que habrá que trabajar con mayor profundidad en estas arquitecturas de redes neuronales, en cómo mejorar la conexión de las diferentes capas, nodos y estructuras que las conforman. En este caso, el acuerdo apunta a incluir los beneficios de la IA, razón por la que las compañías señalaron que esta búsqueda se concentrará en la arquitectura neuronal (NAS) de Google Cloud Vertex AI con el motor de IA de Qualcomm.

Qualcomm se convierte, por medio de este acuerdo, en el primer fabricante de chips que trabaja para Google Cloud en NAS. Google Cloud Vertex AI NAS se integrará en el SDK de procesamiento neuronal de Qualcomm para el acceso de los desarrolladores. Las plataformas de Qualcomm Technologies que utilizan Qualcomm AI Engine pueden obtener optimizaciones y aumentos de rendimiento, explicaron las empresas a través de un comunicado.

Google y Qualcomm colaborarán en el desarrollo de redes neuronales basadas en inteligencia artificial

Para Qualcomm, sumarse a este proyecto en donde utilizarán las tecnologías de Google para crear y mejorar nuevos modelos de IA en un período corto de tiempo resulta en un nuevo enfoque del negocio puesto que ya no estarán solo concentrados en el buen funcionamiento de los dispositivos móviles, sino que se insertarán de un modo diferente en todo lo que prometen los servicios de borde.

Y aquí es donde aparece la Internet de las Cosas (IoT), la transmisión de imágenes médicas, los servicios para automóviles conectados, los mismos dispositivos móviles que permitirán articular a varias de estas y otras funcionalidades. Todo en un entorno que, además, apunta a cumplir con premisas de eficiencia energética.

Google, por su parte, se inserta cada vez más en las infraestructuras de red. Si bien lo hace en colaboración con compañías de la industria, a partir del negocio de cloud extiende los alcances de sus servicios y queda más involucrada en los nuevos diseños de redes de telecomunicaciones que basan parte de su proceso de transformación digital en la automatización.

Las redes neuronales artificiales permiten infinitas combinaciones de tareas, lo que permite gestionar los grandes volúmenes de información que se expanden a medida que se amplían el mundo de las cosas conectadas. Por ahí parece pasar el fundamento de este acuerdo.