Algunos temas a seguir en el 2022 | El Economista

Desde inicios del 2020, cuando se declaró al Covid-19 como una pandemia global, la atención del mundo ha estado permanentemente enfocada en todo lo relacionado con ella: primero, en la urgente atención sanitaria a los contagiados; después, en cómo combatirla desarrollando una vacuna en tiempo récord; y finalmente, en la implantación y vigilancia de las medidas de convivencia social, económicas y comerciales necesarias para romper(o al menos disminuir) la cadena de contagios.

Si bien el asunto no desaparecerá en el corto plazo de las prioridades del mundo, este año traerá a la palestra otros temas que se dibujan igual de urgentes, y que pueden representar un riesgo importante para los esfuerzos mundiales de recuperación. En esta entrega quisiera referirme en particular a tres temas: la manera en la que el crecimiento económico parece regresar a las tasas promedio pre-pandemia, las tensiones geopolíticas en Europa y en Asia, y a varios eventos electorales que sucederán en el 2022.

Respecto de la economía, el Fondo Monetario Internacional redujo su proyección de crecimiento del PIB mundial para el 2022 en medio punto porcentual, pasando de 4.9% a 4.4%. Entre las razones que se adujeron se encuentra la ruptura de las cadenas de suministro, la inflación mundial y los posibles cambios en política monetaria que tendrían que tomar los países para atacar estos problemas. Si bien un crecimiento de 4.4% no es despreciable, lo importante a destacar de esta reducción es que las cantidades enormes de dinero que se han destinado a promover el crecimiento económico no han sido suficientes para garantizar una recuperación sostenida por varios años. En el mismo sentido, es notable también que la alta volatilidad que experimentamos ha hecho que las instituciones financieras modifiquen de manera frecuente sus pronósticos, por lo que no sería de sorprender que estos números cambien a lo largo del año.

Si consideramos además que los gobiernos ya tienen niveles históricamente altos de deuda, y que una posible alza de impuestos generaría fuertes reacciones de malestar en la población, es evidente que cada vez hay menos espacio para accionar políticas públicas tradicionales.

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Esto va de la mano con las tensiones geopolíticas en Europa y Asia. La posibilidad de que Rusia decida invadir Ucrania es bastante real, al punto de que Estados Unidos y el Reino Unido evacuaron a su personal diplomático de Kiev. Un conflicto militar en esa región generaría una reacción en cadena, donde Estados Unidos y sus aliados europeos se verían presionados para intervenir. Más hacia el oriente, las tensiones entre China y Taiwán no ceden: apenas en octubre pasado el Ministro de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, advertía que China podría intentar retomar la islatentativamente en 2025.

Un conflicto militar a gran escala en cualquiera de estas dos regiones sería terrible para el mundo, por la capacidad de daño que podría causar, incluyendo la pérdida de vidas humanas, pero sobre todo por la posibilidad de que el conflicto se extienda a todo el mundo.

Finalmente, en el 2022 se celebrarán elecciones en varias partes del mundo. Sin ser exhaustivos, destacamos las elecciones en Colombia y en Brasil, donde se anticipa la victoria de candidatos en la izquierda del espectro electoral -Lula da Silva en Brasil y Gustavo Petro en Colombia-.

De particular importancia para nuestro país, Estados Unidos celebrará en noviembre en noviembre elecciones intermedias, donde el partido Demócrata deberá superar sus divisiones internas para aspirar a retener el control del Congreso. De otro modo, la acción del presidente Biden se verá severamente limitada en los próximos dos años, complicando su reelección.

En Europa, el panorama político será dominado por la elección presidencial en Francia, país que además ocupa la presidencia de la Unión Europea, lo cual generará inevitablemente vasos comunicantes entre dicho proceso nacional y las decisiones que se tomen a nivel continental.

De este modo, iniciamos el 2022 con un mundo económicamente débil y con conflictos que pueden tener derivaciones muy graves. En este contexto, los procesos electorales de este año servirán como termómetro para medir el ánimo de la sociedad y para determinar realmente qué tanto han servido las acciones de los gobiernos para proteger a un mundo agotado y con crecientes necesidades.

*El autor es académico de la Universidad Panamericana; previo a eso, desarrolló una carrera de veinte años en el gobierno federal en temas de negociaciones comerciales internacionales.

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OpiniónColumna Invitada

Juan Carlos Baker

Académico

Pistas de aterrizaje

Juan Carlos Baker es académico de la Universidad Panamericana. Durante veinte años trabajó en la Secretaría de Economía, en la Subsecretaría de Negociaciones Comerciales Internacionales, de la que fue titular entre 2016 y 2018.

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